Echa a andar
Róbale un segundo al mañana.
Aspira el humo de su escote y derrama su ceniza
donde los tambores dejaron de tener eco.
Coge una vértebra de deseo, retuércela y
deja caer su zumo por el surco que dejó aquella lágrima.
Y ahora abre el ojo. No te sorprendas si no ves nada.
Sólo es un lunar en la pupila...
1 Comments:
Acabo de encontrar este rincón escondido, así de casualidad, una cosa me ha llevado a la otra, he estado leyéndote un rato, no podía parar...y tampoco podía irme sin que lo supieses...en unos minutos que te he leido me ha apetecido soñarte...y es lo que voy a hacer, me voy a dormir a ver si te encuentro...o quizá un día en el metro...
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