27 mayo 2005

Será por el calor...

Cruzáis vuestras miradas en el atestado vagón del metro. Hoy es diferente. Ella la sostiene y clava sus ojos en los tuyos. A vuestro alrededor todo es un baile de zánganos revoloteando, pero nada existe, todo está desenfocado. Se le ha caído un tirante de la camiseta. Es verde. Lo mira. Te mira. Sonríe. Será por el calor. El tren se para en la estación. Es la tuya. Pero decides seguir, hacer de tripas corazón y volver a mirarla. No te quita ojo. Tú estás sudando y a ella se le pegan mechones de pelo en la cara. Resopla para quitárselos y te vuelve a mirar. Son ojos de gata. El tren vuelve a parar. Baile de gente entrando, saliendo, sentándose. Da igual. Ahora sólo existís vosotros dos. Ella se mueve. Se acerca. Estás al lado de la puerta. Te mira. Se guarda el libro que lleva en la mano y que no ha abierto desde que tú entraste en el vagón. Para el tren. Se abre la puerta. Ella te vuelve a mirar con los párpados a medio abrir, a medio cerrar. Va a salir. Pero no puedes moverte, no te atreves. Sale del vagón y tú la sigues con la mirada. Se para en medio del andén, se da la vuelta y se queda mirándote. De repente te mueves. Saltas detrás de ella para no dejarla escapar. Las puertas se cierran en tus narices. Más sudor. Quieres llorar. El tren se mueve pero ella no. Se queda con sus ojos fijos en los tuyos, tan distorsionados. Será por el cristal. Será por las lágrimas. Será por el calor...

3 Comments:

Blogger E said...

Será por la humedad...

Me gusta la historia, no es el recurrente tren que no se coge, sino que es un metro que se escapa y no se para a coger lo que ha tenido al alcance de la mano.

¿Es absurdo pasarse el tiempo esperando que nos pase algo así? Aunque donde yo vivo no hay líneas de metro y yo no cojo el autobús...

No sé si será por el calor, pero me gusta lo que escribes.

31 mayo, 2005 19:57  
Blogger kay said...

... Y una vez más, consigues que me dé por darle vueltas a la universalidad de los sentimientos y la levedad del ser. Que siempre nos terminan emocionando las mismas cosas, sentimos parecido y nos ahogamos en los mismos andenes y vagones del metro. Será entonces, podría ser... que siempre buscamos lo mismo. Al menos en esencia.

Esencia, no corazón. Por eso da que pensar.

Esa es la historia: hacer pensar y que te piensen. Mirar y que te miren. Y cuando eso ocurre... Sólo quieres salir corriendo.

03 junio, 2005 17:42  
Blogger Scarlett said...

El miedo que sentimos cuando estamos a punto de conseguir algo que no sabesmos como puede resultar nos paraliza de tal forma que nos hace seguir con nuestra cotidianidad sin arriessgar ni un solo punto de la levedad de la vida...

13 julio, 2005 21:29  

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