19 marzo 2007

Metáfora (en minúsculas)


Por muy alto que grite su voz sólo se oirá en un folio en blanco, como la carta errática que escribió la Muerte en letras minúsculas preocupada sólo por la metáfora. ¿Cuántas líneas, cuántos versos se han ahogado en su garganta? En lugar de crear traga y en vez de vivir mata.
No dejes que se levante preocupado por el ritmo de una poesía, perdido en la historia de un retrato porque sobre éllos construirá museos de plata con grandes columnas y los llenará de adjetivos, de verbos mal conjugados, de puzzles de granito que se derrumben sobre las nubes.
Cuando el páramo quede yermo buscará todo lo que fue suyo, lo que llegó a sus manos por accidente y dentro de ellas se quedó. Había agua y pájaros. También tenía lirios rojos como la sangre y un puñado de nervios helados. Pero nada comparable al corazón, que le cabía en un puño y que guardaba apretado con alfileres de palabras incapaces de describir una imagen y de imágenes imposibles de describir con palabras.
Todo lo que se oía en aquel valle era agua. Un arroyo claro que pasaba entre sus pies. Se agachó y bebió. Despertar para vivir. Vivir para soñar. Y una vez soñado, volver a despertar.