12 enero 2006

Azul sentito


El cielo se desperezaba en el nudo de tu corbata y en el cuello de tu camisa. El humo acariciaba el lomo de aquel libro que olía a mar, que sabía a mundo. Dos tercios de ti son agua pero nunca pudiste hacer brotar de tu piel un puñado de peces porque un sudor febril no te dejaba escuchar amanecer.
Línea directa al centro con dos cubitos en tu vaso, robas un beso con la boca llena de agua, pasta de dientes sobre tu muñeca quemada, la tinta de una pluma en el centro de tu espalda.
Nada más bajar de la luna, te diste un baño de selenio, te rociaste con desodorante de estrellas, te embadurnaste con Nivea, te revolcaste en las sábanas y le diste una patada a la noche.
¿Acaso no sabes que tu voz suena a viento, que tu risa se siente como la luz de un fluorescente?¿Dudas de la frialdad de tus ojos?¿Aún respiras a través del lino de su vestido?
Pues sigue con tu dedo las huellas que alguien dejó en las algas que se apilan en tu escritorio, en el montón de cosas por hacer. Escucha al mediodía, 'il pomeriggio', y tararea sus notas. Vierte sobre tu cabeza el suavizante que la embargaba y sal a la calle teñido de azul.
Nunca está de más que la higiene tenga color, aunque éste viaje muy lejos sin mirar el paisaje.

08 enero 2006

Quero...

(Rabia, por perder lo que nunca tuviste.
Impotencia, por no poder agarrar con la yema de los dedos lo que se te está escapando.
Desesperación, por no poder deshacerte de lo que siempre has tenido y jamás quisiste.
Dale otra calada a ese cigarro, lánzalo después por la ventana y sal corriendo.
Huye de ti mismo, aunque te atraparé en cuanto dobles la esquina.)


Serán los exámenes. Desatan mis venas.
Suplican abrazos de tazas en vela,
despedazan las citas que tu carmín rojo
escupió a mi camisa susurrando gozo.

Si la revolución fuese un estilo,
si el estilo fuese un color
si un color fuese un beso
un beso sería la revolución.

Posas orgullosa como un venerado cadáver
tiñendo las sombras con tu tinta intensa,
bella de día, clara de noche.
Enciende el mechero para dibujar tinieblas.

Literas tornadas, puertas apiladas,
hogueras húmedas, huellas hiladas,
zurcidos torcidos de su trágico velo
sustituyen la boina que atrapa tu pelo.


Eu quero agua, quero viento, una pluma, un cuaderno, mi objetivo disparado, tu ojo grabado en mi pecho.
Nada, nada, ¡¡NADA!!,
(¿quero?)