Azul sentito

El cielo se desperezaba en el nudo de tu corbata y en el cuello de tu camisa. El humo acariciaba el lomo de aquel libro que olía a mar, que sabía a mundo. Dos tercios de ti son agua pero nunca pudiste hacer brotar de tu piel un puñado de peces porque un sudor febril no te dejaba escuchar amanecer.
Línea directa al centro con dos cubitos en tu vaso, robas un beso con la boca llena de agua, pasta de dientes sobre tu muñeca quemada, la tinta de una pluma en el centro de tu espalda.
Nada más bajar de la luna, te diste un baño de selenio, te rociaste con desodorante de estrellas, te embadurnaste con Nivea, te revolcaste en las sábanas y le diste una patada a la noche.
¿Acaso no sabes que tu voz suena a viento, que tu risa se siente como la luz de un fluorescente?¿Dudas de la frialdad de tus ojos?¿Aún respiras a través del lino de su vestido?
Pues sigue con tu dedo las huellas que alguien dejó en las algas que se apilan en tu escritorio, en el montón de cosas por hacer. Escucha al mediodía, 'il pomeriggio', y tararea sus notas. Vierte sobre tu cabeza el suavizante que la embargaba y sal a la calle teñido de azul.
Nunca está de más que la higiene tenga color, aunque éste viaje muy lejos sin mirar el paisaje.